Nos faltaba por explicar el último método de elaboración de vinos dulces, en este caso nos tocan los vinos de hielo.
El vino de hielo se elabora a partir de uvas blancas que se han helado. El proceso puede ser natural o artificial. Cuando el proceso sucede de manera natural se deja madurar la uva en la cepa y se cosecha después de la primera helada, cuado la temperatura ha bajado a -7 o -8 grados. En estas condiciones, la uva se deshidrata porque los cristales de hielo rompen su estructura y el azúcar se concentra. El prensado debe realizarse con la uva congelada.
Se elabora vino de hielo en Alemania (con las variedades Gewürztraminer, Riesling y Sylvaner), Canadá (Vidal), Austria (Grüner Vetliner) y Francia (Chardonnay y Cabernet Franc). En España se elaboran en las DO Penedés (Gewürztraminer y Riesling), DO Rueda (Verdejo), DO Calatayud (Macabeo), DO Ribeiro (Treixadura), DO Rioja y DO Arlanza, donde se elabora un vino de hielo de variedad tinta, la tempranillo.
Si el proceso de congelado es artificial entonces hablamos de vino de hielo obtenido por criomaceración y crioextracción. Esta técnica se utiliza en zonas de clima donde no hiela o para realizar vinificaciones muy controladas. Las uvas se congelan en el preciso punto de maduración deseado y se extrae el mosto. Esta técnica permite controlar la flora microbiana de las uvas.
Los vinos de hielo son muy dulces y ácidos (14g/l) y 5% volúmen alcohólico dando de 5 a 10 grados. La temperatura de servicio es de 10 a 12 grados.
El vino de hielo marida a la perfección con frutas, repostería y patés.
Algunas bodegas hacen una segunda fermentación en botella para que el vino de hielo tenga burbujas.
Parece ser que el vino de hielo surgió en 1794 al norte de Baviera al helarse los viñedos de unos viticultores que supieron sacar partido de este revés, obteniendo uno de los vinos más especiales y valorados del mundo.